TERAPIAS DE APRENDIZAJE

Cómo se manejan los problemas de aprendizaje


A menudo, los problemas de aprendizaje pueden manejarse con mucho éxito, a pesar de que no se pueden curar. El objetivo de la terapia es permitir que los jóvenes vivan con sus limitaciones de la manera más productiva posible. Generalmente, el tratamiento consta de cuatro pasos:
  1. Terapias psicosociales y conductuales: enseña a los niños a maximizar sus fortalezas y compensar por sus debilidades.
  2. Otras intervenciones: Enseñanza de lenguaje especializada, impartida por un maestro o terapista con entrenamiento especial; se utiliza para enseñar a leer, escribir y deletrear a los adolescentes disléxicos. Existen programas similares para niños con disgrafía y discalculia.
  3. Terapia de medicamentos: utiliza medicamentos para mejorar los problemas de concentración y otras afecciones tales como la depresión.
  4. Educación especial: un entorno escolar que se ajusta a las necesidades únicas de cada niño con problemas de aprendizaje. Hasta el momento en que se determine que un adolescente ya no necesita servicios especiales, una vez al año la escuela y los padres trabajan conjuntamente para formular un plan educativo individualizado apropiado, o IEP, por sus siglas en inglés, para el siguiente año académico.
Con tantas diferencias entre los adolescentes que tienen déficits de aprendizaje, el tratamiento debe ser personalizado. Anticipe cambios frecuentes en la trayectoria hacia una mejoría, a medida que un medicamento es reemplazado por otro o usted cambia de terapia a mitad del tratamiento porque la técnica conductual que esperaba que ayudara a su hijo o hija no llenó sus expectativas. Este es un campo en el que incluso los expertos admiten libremente que nadie tiene todas las respuestas.
Al igual que las paradas de descanso en la carretera interestatal, esporádicamente se distribuyen consejos prácticos y sugerencias recopiladas de los médicos, terapistas, maestros de educación especial, otros padres y madres, grupos de apoyo, salas de conversación en línea, etc. Los miembros de su equipo pueden incluir al pediatra, un psicólogo o psiquiatra pediátrico privado y el psicólogo o trabajador social de la escuela. Sin importar a quién elija, asegúrese de que sea alguien que les preste servicios regularmente a niños con la misma discapacidad que tiene su adolescente. Usted quiere personas que tengan amplia experiencia e información general del historial de su hijo.

Terapias psicosociales y conductuales

  • Terapia cognitiva conductual: le enseña técnicas a los niños para cambiar su comportamiento. Por ejemplo, a los niños se les puede enseñar a poner sus manos sobre su estómago y relajarse cuando se sientan molestos, o a pensar las tareas paso a paso cuando están resolviendo problemas.
  • Modificación de comportamiento: una técnica para modificar el comportamiento a través del refuerzo. Las conductas deseables se le explican al joven, y se le dan pequeñas recompensas cuando las realiza o pequeños castigos cuando no las realiza. Si esto suena como un método de disciplina descrito en otras partes, tiene razón, solo que los niños y niñas con problemas de aprendizaje pueden necesitar refuerzos más frecuentes.
  • Capacitación de destrezas sociales: enseña a los jóvenes las destrezas sociales fundamentales, tales como hacer contacto visual al hablarle a alguien y cómo leer las expresiones faciales de las personas. Normalmente, se imparte en grupo.
  • Psicoterapia: es terapia conversacional que tiene como propósito ayudar a los pacientes a cambiar actitudes derrotistas y también a entender y aceptar sus discapacidades.
  • Grupos de apoyo: reuniones de adolescentes que tienen trastornos de aprendizaje o de sus padres. Los grupos de apoyo reúnen a personas que están pasando por circunstancias similares para que compartan sus experiencias y sentimientos en ambiente de apoyo, sin prejuicios. Las reuniones, normalmente patrocinadas por organizaciones de apoyo al paciente, hospitales y otros organismos relacionados con la salud, suelen ser más productivas cuando las dirige un trabajador social, enfermero u otro profesional de la salud. Los miembros aprenden que no están solos, lo cual es reconfortante, y reciben consejos prácticos, referencias a especialistas y servicios locales y otra información valiosa.
  • Asesoramiento familiar: Los patrones familiares destructivos pueden arraigarse tan profundamente que persisten incluso después de que un joven con problemas de aprendizaje comienza a progresar. El asesoramiento familiar puede ser un foro útil para ventilar los conflictos intrafamiliares, al reexaminar los distintos asuntos a través de los ojos de un tercero imparcial y al descubrir nuevas soluciones para romper los ciclos que no son sanos.

Tratamiento con medicamento

Los estimulantes son el tratamiento farmacéutico más utilizado para el trastorno de déficit de atención con hiperactividad. Por lo menos 1,5 millones de jóvenes toman estimulantes tres o cuatro veces al día. “Los medicamentos estimulantes pueden tener un efecto muy dramático”, concluye el Dr. Wolraich. “La mayoría de niños se benefician con ellos”. Entonces, ¿por qué los estimulantes algunas veces han sido criticados en los medios de comunicación? Algunas críticas no han sido favorables para los medicamentos: De manera irresponsable, se recetan como potenciadores del rendimiento, un subproducto de nuestra cultura obsesionada con el éxito; es probable que sean los mismos adolescentes que necesitan ayuda los que abusen de ellos; retardan el crecimiento y pueden producir otros efectos secundarios no deseados a largo plazo. Esto es falso.
La American Medical Association repudió públicamente el argumento de que los médicos estaban recetando de más, mientras que los estudios demuestran que los adolescentes que usan estimulantes para controlar su TDAH son menos propensos al abuso de sustancias y otros comportamientos riesgosos. En lo que respecta a los efectos secundarios, dice el Dr. Wolraich, “generalmente les digo a los padres que los estimulantes tienen menos efectos secundarios que la aspirina y que no tienen consecuencias a largo plazo que sean graves”. 

Educación especial

Tener un problema de aprendizaje no significa que un estudiante vaya a calificar para los servicios de educación especial. Lo que decide la elegibilidad, es la brecha existente entre su rendimiento académico actual y su potencial académico e intelectual, según lo determinan las pruebas. Una diferencia significativa entre estas dos cosas garantizaría los servicios especiales. Ahora la pregunta es, ¿qué servicios?
Uno de los principios básicos de la Ley de educación para personas con discapacidades (Individuals with Disabilities Education Act, IDEA) es que los estudiantes con incapacidades reciban educación con sus compañeros sin discapacidades en la medida de lo posible. De conformidad con esa norma, la situación ideal es la inclusión: asistir a un salón de clases regulares en el edificio normal de la escuela, pero, de ser necesario, recibir servicios adicionales. El horario de un adolescente puede incluir terapia del habla semanal y pasar tiempo en el salón de recursos; mientras que otro puede requerir sesiones con el psicólogo escolar.
En general, existen menos opciones en la escuela secundaria que en la escuela primaria, donde la educación especial a menudo se imparte por separado, en salones de clases independientes. Desde el jardín infantil, es probable que un alumno pase uno o dos períodos en el salón de clases regulares, con la idea de que se integre completamente antes de ir a la escuela intermedia. En las escuelas públicas de EE.UU., cuatro de cada cinco jóvenes con problemas de aprendizaje y casi dos de cada cinco niños y niñas con retraso mental reciben clases regulares.
Al momento de llegar a la escuela intermedia, es probable que solo aquellos adolescentes a quienes se ha diagnosticado con problemas graves de aprendizaje se les envíe a sitios alternativos, que por lo general ofrecen salones de clases pequeños y un plan de estudios que combina las destrezas académicas y vocacionales. Los estudiantes con discapacidades leves o moderadas casi siempre permanecen en el sistema escolar convencional. Sin embargo, es probable que se les asigne un asiento especial dentro del entorno del salón de clases o que reciban instrucciones especiales para ayudarles a aprender, dependiendo de sus necesidades. A continuación, se incluyen algunos ejemplos de las medidas especiales que podrían implementarse en un salón de clases regular:
  • Sentar al estudiante al centro en la fila de adelante, cerca del escritorio del maestro y lejos de las ventanas, puertas, aparatos de aire acondicionado, radiadores y otras posibles distracciones.
  • Simplificar las instrucciones y evitar que estas sean múltiples.
  • Permitir que el estudiante tome los exámenes en un salón pequeño y silencioso.
  • Darle tiempo adicional al estudiante para que complete los exámenes y otras tareas en clase.
  • Revisar las instrucciones de los exámenes o tareas en el pizarrón.
  • Permitir que un estudiante que tiene problemas de procesamiento auditivo utilice tapones en los oídos, para bloquear el ruido de fondo. O, de manera alterna, permitir que utilice un dispositivo inalámbrico que transmita la voz del maestro directamente a un audífono, bloqueando así el ruido de fondo.
  • Solicitar un segundo juego de libros para que el estudiante los tenga en casa, en caso de que los deje en el casillero; algo que sucede con mucha frecuencia. 
  • En el caso de alumnos disléxicos, disgráficos que tienen dificultades ortográficas y caligráficas, calificar tomando como base principalmente el contenido, en lugar de tomar en cuenta la ortografía y el orden. 
  • Permitir que los estudiantes con problemas de aprendizaje utilicen procesadores de palabras, calculadoras, audiolibros, grabadoras, revisores ortográficos y otra tecnología de apoyo.
Última actualización
4/7/2016
Fuente
Caring for Your Teenager (Copyright © 2003 American Academy of Pediatrics)
La información contenida en este sitio web no debe usarse como sustituto al consejo y cuidado médico de su pediatra. Puede haber muchas variaciones en el tratamiento que su pediatra podría recomendar basado en hechos y circunstancias individuales

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