POR UN CEREBRO SALUDABLE

Facundo Manes
Nuestro estilo de vida tiene un profundo impacto en nuestro cerebro. A lo largo de la vida, el cerebro se transforma de manera constante y cada uno de nosotros puede influir de manera positiva sobre estos cambios que se producen a medida que pasan los años.
El deseo de mantener la agudeza mental es la principal preocupación de los adultos mayores; y realizar actividades estimulantes del cerebro es una manera valiosa para que una persona influya positivamente en su salud cerebral.
Por motivos humanos, sociales e, incluso, económicos es clave que los recursos cognitivos sean estimulados. A propósito de todo esto es que acaba de publicarse un informe redactado por el Global Council on Brain Health, un consejo internacional de científicos, profesionales de la salud, académicos y expertos en políticas públicas convocado por dos prestigiosas fundaciones, AARP (Estados Unidos) y Age UK (Reino Unido). Se trata de las conclusiones de un encuentro llevado a cabo en Washington en marzo de este año, al que tuve el orgullo de ser convocado para integrar el equipo de trece expertos internacionales que discutió sobre la evidencia científica de las actividades cognitivas o intelectuales que podemos hacer para mantener un cerebro saludable durante el envejecimiento.Este informe representa un activo invaluable para el ámbito científico y la comunidad en general.
La estimulación intelectual (cuanto antes se empiece mejor) es fundamental para proteger nuestro cerebro en la vida adulta. Así, realizar actividades novedosas, que nos resulten atractivas y mentalmente estimulantes, como aprender un idioma o un instrumento musical, estudiar sobre nuevas disciplinas y tener pasatiempos desafiantes, nos ayuda a mantener nuestra mente activa. Otros factores identificados por el Consejo como potencialmente protectores en la mediana edad y que pueden ayudar a mantener un cerebro en forma y disminuir el riesgo de deterioro cognitivo en la vida adulta son: llevar una dieta saludable, realizar actividad física de manera regular, mantener un buen patrón de sueño, manejar el estrés y tener una vida social activa. La educación y contar con un propósito en la vida también son factores de protección cerebral. Asimismo, el control de la presión arterial, el colesterol, el nivel de glucosa en sangre, el ácido fólico, la vitamina B12 y el peso también son vitales, además de no fumar ni tener hábitos perjudiciales para la salud.
Este informe remarcó también algunos mitos respecto de nuestro funcionamiento cerebral. Uno de ellos es que la vejez es sinónimo de demencia. Es importante destacar que muchas veces se confunden los problemas de memoria con la falta de atención.
Para las personas de todas las edades puede resultar útil descubrir diferentes estrategias para recordar nombres o hechos, por ejemplo, hacerse listas sobre tareas que hay que hacer o cosas que hay que comprar; o atender a los detalles visuales de un lugar o de las personas puede ser de ayuda. Otra creencia falsa tiene que ver con pensar que ya no se puede aprender nada nuevo cuando se es mayor, menos un idioma. Si bien es cierto que puede resultar más sencillo para los niños aprender nuevas estructuras gramaticales, no se trata de una tarea para nada imposible para los mayores.
En cuanto a los llamados “juegos mentales o cerebrales” el reporte afirma que no hay pruebas suficientes de que mejorar el rendimiento en estos juegos favorecerá el funcionamiento general de las personas en la vida cotidiana. Las expectativas sobre sus beneficios suelen ser, a menudo, exageradas.
Asimismo el informe incluyó una serie de consejos prácticos: -Las personas pueden ayudar a mantener la memoria, la atención y las habilidades de razonamiento haciendo actividades cognitivas como, por ejemplo, aprender nuevas destrezas, tomar clases de arte o investigar sobre la propia genealogía.
-La actividad intelectual debe ser novedosa, altamente atractiva y estimulante, mentalmente desafiante y agradable.
-El entrenamiento en una habilidad cognitiva específica como la memoria puede mejorar esa habilidad, pero la evidencia sugiere que se necesita seguir ejercitándose para mantenerla o mejorarla con el tiempo. Es importante participar en actividades de estimulación mental que incluyan el compromiso social y un propósito en la vida (por ejemplo, el voluntariado o ser mentor de otros en la comunidad).
-Es clave elegir una actividad física para practicar que se disfrute y desee aprender (existe una poderosa asociación entre actividad física y actividad cognitiva). Las personas deben considerar actividades físicas en compañía de alguien (por ejemplo, baile o tenis) que involucren tanto el ejercicio físico como el compromiso mental y social.
-La etapa de la jubilación puede ser la oportunidad para realizar aquello que nunca pudimos por las obligaciones laborales. Este trabajo del Global Council on Brain Health representa un gran aporte de recomendaciones basadas en la evidencia científica para que las personas consideren incorporarlas a sus vidas. La ciencia lleva adelante su labor a partir de un método riguroso y preciso. En todos los casos, el desafío fundamental que la guía es el conocimiento; y el objetivo que la mueve es que las personas y las comunidades vivan mejor.
Facundo Manes es Doctor en ciencias de la Universidad de Cambridge. Neurólogo, neurocientífico, rector de la Universidad Favaloro e investigador del CONICET.

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